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Domingo, 22 de diciembre de 2024
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Ángela Figuera Aymerich
ANGELA FIGUERA AYMERICHEN TEORIA POETIKOA

Itzuli

Poesía preocupada

c) La letanía

La explosión de rabia recogida en Belleza cruel va a ir dejando paso paulatinamente a un evidente desaliento en la escritora. Una carta dirigida a Gregorio San Juan calificaba, por ejemplo, "de una lata" las complicaciones que le estaba suponiendo aquella obra. Yañadía: "nunca acabo de creer que mis cosas, no siendo versos (y aún eso...) interesen a nadie" (111).

Toco la tierra será el reconocimiento expreso de ese estado de ánimo. No obstante, desde su propio punto de vista y pese a reconocer el cambio de tono producido, Angela insistirá en este libro en sus pronunciamientos pero de un modo más sosegado, propio de la espera de un mañana que tardará en llegar, oscilando "entre el dolor y la fe en algo mejor" (112).
Las composiciones de este último poemario incluido en la "etapa preocupada", tendrán un subtítulo muy elocuente, "letanías", concepto que definirá la poética del cansancio y la repetición. Justificaba Angela el subtítulo, en una entrevista posterior (113), en "la insistencia o repetición de determinados versos". Esta definición formalista contrasta con los propios contenidos de la obra, mucho más tajante en sus afirmaciones:

HIJOS, ya veis: no tengo otras palabras;
insisto, insisto, insisto; verso a verso,
repito y enumero lo evidente,
lo que en los ojos se me clava a diario (114).


Siguiendo la argumentación de estos versos, la repetición, la insistencia procedía de la realidad que no cambia; la poetisa recoge una y otra vez lo que asalta su alma y si se repite es precisamente porque el dolor también lo hace.

Repito, vuelvo, sigo, en letanía (115)


Y a continuación, los mismos temas que recorren, laceran su poesía de compromiso con el ser humano: España, el pueblo, el hambre, la guerra... Como es lógico, no surgen grandes variaciones respecto a ideas desarrolladas con anterioridad, limitándose las diferencias a la perspectiva con la cual se tratan los mismos y al mayor hincapié en los aspectos autodefinitorios e ideológicos.

Reaparece en esta obra con fuerza la imagen del barro, esta vez definido como tierra, representando la actitud que Angela quiere adoptar ante lo que le rodea. Así se justifica ese "toco la tierra" que da título al libro, buscando "el origen / el núcleo; la raíz de la cadena" (116). En esta visión de la tierra se enfrenta, de nuevo, a la eternidad esteticista, "ya no tenemos la poesía a pájaros" (117), pero muy especialmente en este libro como oposición a una huida puramente espiritual:
 

Señor, si no te canto, no te enojes.
Ya ves, no tengo tiempo para nada (118).


Parece querer cerrar de este modo una reflexión de orden religioso que se había iniciado en Vencida por el ángel, subrayando de forma absoluta su toma de posición definitva, a fin de cuentas Dios no necesita de su canto:

No te hago falta, tienes a tus Santos;
los coros de tus Vírgenes y Arcángeles
te alaban y bendicen en tu gloria.
Pero, al que sólo es hombre, ¿quién le canta? (119)


Hay en estos versos una elección que no deja lugar para la duda, optando definitivamente la escritora por el ser humano. Ella, "mujer de carne y verso" (120), toma partido por quienes lloran, respondiendo a una actitud solidaria recogida con anterioridad la cual cifra la posibilidad de esperanza en el trabajo común.

Unida de manera directa a la definición de letanía y repetición temática, reaparece la duda de si alguien querrá escuchar su denuncia. No es siquiera aquel escepticismo de que nada se puede transformar por medio de la poesía, sino que incluso se expresa la posibilidad de que nadie quiera atender a su llamada:

No sé, no sé si ya querréis oírme,
decir amén, seguirme, acompañarme,
cuando, tocando tierra, rezo y firmo
mi larga letanía (...) (121)


También la vejez, la cercanía de la muerte, favorecen la impronta pesimista de muchos de estos poemas, en lo que a su propia individualidad se refiere. En contraste con la "etapa subjetiva", la poetisa concibe la caducidad de su obra:


Mi reino es de este mundo. Mi poesía
toca la tierra y tierra será un día.
No importa. Cada loco con su tema (122).


Mientras tanto, seguirá siendo la voz que canta por quien no puede, luz en la ventana de las personas que lloran, afirmaciones que convierten en retóricas sus iniciales dudas respecto a posibles lectores.

Las dos últimas cuestiones aparecen expresadas con nitidez en la poética que acompaña a la antología realizada por Leopoldo de Luis en torno a la llamada poesía social, recogiendo también poemas de Angela:


Por eso mi poesía de hoy grita con el dolor de todos y denuncia con la rabia de todos. y pretende también estar con todos los que saben su dolor y los que lo ignoran; los que buscan y los que caminan a ciegas. Y, si no puede salvarlos, al menos puede caminar con ellos. No me importa si mi poesía es, por lo circunstancial, por lo concreta e impura, perecedera. Si un solo hombre de mi tiempo se siente por ella comprendido y acompañado, consolado y estimulado, ya no habrá sido inútil (123).


En el mismo trabajo, Angela afirma la convicción de que la poesía es una herramienta que puede ayudar a los demás, sin pretender hacer de ella un arma para el cambio sino simplemente "acompañar" al ser humano. Partiendo de la idea de Bertrand Russell (124) de que "Todo hombre, cualquier hombre puede servir para perfeccionar el mundo", la poetisa pretende trabajar en ese sentido con el instrumento que más próximo le resulta. Y ello con un objetivo muy claro: desenterrar las bellezas esenciales del mundo y la persona, "el trabajo, el amor, la unión, el valor de lo humilde, la nobleza de lo cotidiano, la esperanza indestructible en la perfectibilidad. La fuerza de todo lo que es positivo y camina hacia adelante".

De esta manera parece cumplirse, completarse un círculo, respondiendo a aquellas cuestiones iniciales planteadas ya en Vencida por el ángel. El grito suyo, ese grito de mujer consciente, ha adquirido un sentido, humilde, limitado y sin grandes pretensiones de trascendencia, pero sentido al fin y al cabo. Aunque siempre permanezca la duda, el temor de no haberlo conseguido:

¿Qué he hecho para que todo eso que ansío se cumpla? No sé. Puede que nada. Acaso un poquito, muy poquito, poquísimo con mi conducta y con  mis versos. Pero no estoy muy segura y esa inseguridad me deprime. Quisiera que mi compromiso ético hubiese dado resultados más palpables y, sobre todo, más útiles. Pero no estoy segura de haberlo conseguido. En realidad no lo sé. Eso es lo terrible: que no lo sé (125).


A la vez, destaca la afirmación en la que Angela subraya el paralelismo entre la obra personal y su conducta, agrupándolas en lo que denomina su "compromiso ético". Dicha idea proporciona una nueva dimensión a su poesía, siendo la constatación más palpable de algo considerado en distintos momentos del presente estudio en el sentido de que ella no escribía con una prioridad estética, aunque no la rechazase, sino como una consecución de su propia actitud vital: una actitud y una protesta. Dicho de otra forma, la poesía venía a constituir su aportación en aras de una sociedad más justa y más libre.



*Notas

111. Carta a Gregorio San Juan del 27 de junio de 1960. Recogida en el monográfico de Zurgai, op.cit. Pág. 78.
112. Saladrigas, R.: "Monólogo con...", op.cit. Pág. 48.
113. Antonio Núñez, "Encuentro con ...", op.cit. Pág. 4.
114.
HIJOS, ya veis: no tengo otras palabras, TT, OC pág. 253.
115. lb ídem.
116. Toco la tierra, TT, OC pág. 254.
117
. Estamos viendo todo lo que pasa, TT, OC pág. 263.
118. Me explico ante Dios, TT, OC pág. 266.
119. Ibídem.
120
. Aunque la mies más alta dure un día, TI, OC pág. 284.
121. Hijos..., TI, OC pág. 253.
122
. En tierra escribo, TI, OC pág. 254.
123
. Luis, Leopoldo de: Poesía social española contemporánea..., op.cit. Pág. 58.
124
. La referencia procede de la propia escritora y, sin duda, no se trata de una elección casual si se tiene en cuenta que el filósofo Bertrand Russell (1872-1970) supo conjugar el pensamiento, las matemáticas y la literatura con una importante labor política como militante pacifista y de reformador social:

En los últimos años de su vida, Russell dedicó una parte esencial de sus esfuerzos a la causa de la paz, especialmente en la línea del desarme nuclear y en la del papel de los científicos en las amenazas  que se ciernen sobre el futuro de la humanidad.

(Acero, Juan José: Historia del pensamiento. Tomo IV. Pp. 142-143. Editorial Orbis. Barcelona, 1983).

Como se comprueba en la obra de Angela son éstas cuestiones que le preocuparon profundamente. A modo de ejemplo se puede mencionar el poema Sobramos, GI, OC pág. 191.

125
. Saladrigas, R: "Monólogo con ..:', op.cit. Pág. 49.

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