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Ángela Figuera Aymerich
ANGELA FIGUERA AYMERICHEN TEORIA POETIKOA

Itzuli

Poesía preocupada

b) El canto rabioso

La aparición de Belleza cruel marca con toda probabilidad el punto más extremo del conjunto de reflexiones recogidas en la obra posterior a Vencida por el ángel (94). Concebidos estos versos como expresión profunda de un fuerte sentimiento de protesta y denuncia ante la situación española y del ser humano en general, serán la claridad y sinceridad de sus afirmaciones características fundamentales de la obra:

Es un libro rabioso que hervía y fermentaba en mi interior desde hacía tiempo. (...) En el mejor modo que supe, a golpes, no sé si bien o mal, de un modo sincero, salido a borbotones de mi sentir, expreso indignación, rencor rabioso, censura, y... hasta una esperanza, que me atrevo a llamar desesperada, en un mañana que está en manos de la juventud. Un mañana que tarda en llegar. Pero que ha de llegar al fin aunque yo no lo vea (95).


De ahí la autodefinición de "canto rabioso", justificada en la auténtica explosión personal que supone. En este sentido, constituye una verdadera liberación expresiva que rompe con el cerco que la censura y la consiguiente autocensura imponían sobre la intelectualidad. Por ello mismo, no resulta extraño que las referencias a dicha práctica inquisitorial sean frecuentes en el libro, las alusiones a un régimen que coarta la libertad de expresión:

A tiros nos dijeron: cruz y raya.
En cruz estamos. Raya. Tachadura.
Borrón y cárcel nueva. Punto en boca (96).
Se alude a la censura dentro del contexto
general de represión política:
Pero no pienses "libertad", no digas,
no escribas "libertad", nunca consientas
que se te asome al blanco de los ojos, (97)


En la misma dirección, la escritora no dudará en reconocer en su actuación poética un esfuerzo continuado por superar, de manera sutil, los cauces impuestos:

(Mis versos eran hondos, largos.)
Por el otoño lo sembraba
sin desmayar, año tras año.
Iba un puñado de belleza
por cada puñado de grano.
y un puñadito de verdad.
(Esto sin que lo viera el amo) (98).


Reconocimiento al que acompaña un sentimiento inevitable de rencor:

Han sido largos años de morderse
los puños y la lengua, mucho tiempo
de comulgar con ruedas de molino,
de comulgar con ruedas de poesía
a diario ya sabiendas. (...) (99)


y también un cierto tono de cansancio, agudizado en su poesía posterior:

(...) Bastante me he arriesgado
publicando mis años sin quitar una fecha
y mis largos poemas con sangre
en los bordes (100).


Por lo demás, al margen de la mayor rotundidad expresiva (101), Belleza cruel profundizará o simplemente, reiterará conceptos caracterizados antes en la poética del grito, lo que es lógico teniendo en cuenta la definición más global de poesía preocupada.

Muestra de ello es por ejemplo el poema Puentes, composición que puede considerarse como un fiel reflejo de la actitud personal que presidía su obra anterior:

Lo estoy diciendo a gritos: Faltan puentes.
Lo principal de todo son los puentes.
(Colgantes, subterráneos, levadizos).
Hagamos puentes, puentes, puentes.
y no me escucha nadie.
y así estamos (102).


Surge una vez más la conciencia de la inutilidad que representa la poesía a la hora de promover la acción social. Incluso despunta el posterior concepto de letanía, la convicción de que toda su denuncia poética acaba siendo una misma reiteración monótona y aburrida:

(No sé por qué empecé a contarlo.
Es una historia fastidiosa
y todos saben cómo acaba) (103).


En idéntica dirección, el propio título del poema, Etcétera, resulta más que elocuente. Por otra parte, los receptores a los cuales Angela quisiera llegar, aparecen muy explicitados en Belleza cruel sin que ello suponga importantes novedades con respecto a lo que había ido expresando en trabajos anteriores. En esta ocasión son cuatro los objetivos de la escritora: las madres, la juventud, el ser humano en general, y España a quien dedica un poema expresamente definido como "canto rabioso", reflejo, por su tensión y fuerte carga emocional, del tono general del libro:

Con los ojos cerrados,
con los puños cerrados, con la boca
cerrada, España, canto tu belleza.
y con la pluma ardiendo y con la pluma
loca de amor rabioso canto y firmo (104).


Para llegar a estos sujetos poéticos reivindicará, utilizando para ello los versos de Blas de Otero, la paz y la palabra. y con ambas dirigirse "a mis hermanos / los hijos de mujer por todo el mundo / que escuchen esta voz y se apresuren" (105). Una vez más dicho deseo parece crear, en apariencia, una nueva contradicción con respecto al fatalismo de otras afirmaciones contenidas en las misma obra. La justificación de ésta podría establecerse en la distancia entre lo que serían deseos utópicos de la escritora, su anhelo de hacer llegar un mensaje solidario a quienes considera compañeros en ese objetivo de labrar España, y el propio sentido de la realidad, consciente de la imposibilidad de conseguirlo a través del instrumento poético.

En torno a esta oposición entre deseo y situación real se establece una dicotomía que será la base temática de Belleza cruel: perfección estética frente al infierno de la realidad cotidiana. De la contraposición de estos conceptos surgirá la justificación del título que implicará, una vez más, la profundización en intuiciones anteriores.

El poeta como portador de belleza, simbolizado en ese niño con rosas en lugar de ojos, consciente del lujo que supone hallar "tanta belleza en tierra, mar y cielo", avergonzado y asustado a un tiempo, concibe el remordimiento de este privilegio frente a tanta persona sufriente, con el hambre, el miedo y la rabia a cuestas:

Porque es lo cierto que me asusta verme
las manos limpias persiguiendo a tontas
mis mariposas de papel o versos.
Porque es lo cierto que empecé cantando
para poner a salvo mis juguetes,
pero ahora estoy aquí mordiendo el polvo,
y me confieso y pido a los que pasan
que me perdonen pronto tantas cosas (106).


Como reacción, la oposición al esteticismo será una idea reiterada en distintos poemas, el rechazo a los poetas estrictamente líricos, bebedores de "vino y plenilunios" que hacen sonetos a la primavera, a quienes advierte, "no os coja el inventario de sorpresa" (107). A la vez, la poetisa toma partido de modo radical, eligiendo al ser humano frente a la perfección estética: "sólo ante el hombre me comprendo y mido" (108), el hombre sucio, pecador, impuro, herido... El rechazo se transformará en temor ante la perfección, la pureza de los ángeles:

Me dan miedo tus ángeles. Si yo encontrara alguno. Si un día, al despertarme,
lo viera intacto y fúlgido a los pies de mi cama,
yo carne castigada, llorosa podredumbre,
pecado repetido hacia la muerte,
tendría que clavarme las uñas en los ojos (109).


Al mismo tiempo, frente a la crueldad implícita en el hecho de captar la belleza en una sociedad gobernada por el dolor, la personalidad creadora se define también como un ser incomprendido que escandaliza a los bienpensantes. Es el caso de la familia honrada que, desconcertada y atónita, combinará el miedo y la vergüenza ante el niño artista o sensible a la belleza (110):

"Esta rara criatura no valdrá para nada.
No lo entiendo, dos rosas para andar
por el mundo..."


En líneas generales, por tanto, la poética del canto rabioso supone un reflejo más extremo de los planteamientos anteriores, sin importantes variaciones ideológicas o de contenido, constituyéndose en un paso más dentro de la evolución iniciada con Vencida por el ángel: reconocimiento de una situación al que sigue, con Belleza cruel, la protesta contra la misma. En este punto queda preparado, de alguna forma, el contexto que justifica un tercer momento: el can sacio posterior a la protesta ineficaz en apariencia.



*Notas

94. Manuel Mantero califica Belleza cruel como posiblemente el más rabioso en la concepción de España como muerte, en la angustia por el presente y el porvenir social y político del país. Esta afirmación pude dar la medida del tono del poemario. (Poetas españoles de posguerra. op.cit. Pág. 129).
95. Saladrigas, R.: "Monólogo con .." op.cit. Pág. 48.
96. Libertad, BC, OC pág. 219.
97. lb ídem.
98. San Poeta labrador, BC, OC pág. 238.
99. Veinte años, BC, OC pág. 247.
100. La rosa incómoda, BC, OC pág. 215.
101. Manuel Mantero ha querido ver en esta rotundidad y en los temas una influencia de Rafael Morales. Sería más fácil pensar en una coincidencia de lenguajes en la evolución de ambos poetas. (Poesía española contemporánea... Op.Cit. Pág. 85).
102. BC, OC pág. 243.
103. Etcétera, BC, OC pág. 225.
104. Canto rabioso de amor a España en su belleza, BC, OC pág. 235.
105. Hombre naciente, BC, OC pág. 249.
106. Belleza cruel, BC, OC pág. 207.
107. Balance, BC, OC pág. 224.
108. Sólo ante el hombre, BC, OC pág. 217.
109. Miedo, BC, OC pág. 211.
110. Niño con rosas, BC, OC pág. 209.

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